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Col de l’Iseran, perfil del paso de montaña olvidado por el Tour

No hay paso de montaña asfaltado en los Alpes ni en los Pirineos que alcance las dimensiones del Col de l’Iseran (2.770 metros), el puerto pavimentado más elevado de los Alpes. Curiosamente el Tour de Francia tan solo lo ha incluido ocho veces en su recorrido en sus más de 100 años de historia. Incomprensible que este puerto –uno de los reyes alpinos– se haya ascendido en tan pocas ocasiones teniendo en cuenta su cercanía con otros grandes colosos como el Col du Galibier o Alpe D’Huez.

Perfil del Col de l'Iseran (Altimetría)

2.770 m

Altitud

47,4 km

Distancia

7,1 %

Media

2.049 m

Ascenso total

El puerto asfaltado más alto de los Alpes

Este es el segundo puerto más alto de los Alpes, tan solo superado por la Bonette, destaca por su longitud. Su vertiente más larga que arranca desde Bourg-Saint-Maurice tiene 47 kilómetros de ascensión continua. Un auténtico placer para disfrutar de los Alpes franceses en bicicleta con un desnivel positivo que supera los 2.000 metros y que solo está abierto entre mayo y octubre.

El Col de l'Iseran en el Tour de Francia

El belga Félicien Vervaecke coronó por vez primera este puerto en 1938, en el año de Gino Bartali. El italiano permitió al belga el honor de pasar primero por esta cima inaugurada en el ’36. Un pequeño regalo, el día antes le le acababa de quitar el maillot amarillo en el Izoard endosándole 22 minutos.

La segunda vez que el Iserán se ascendió fue histórica, era primera cronoescalada del Tour. Año 1939 y el puerto hacía acto de presencia por segundo año consecutivo, todo apuntaba a que la ronda gala tenía un nuevo puerto fetiche. 64 kilómetros de lucha individual desde Bonneval. Reinó de nuevo un belga, Sylvère Maes, que con una subida antológica distanciaría en la clasificación general en 29 minutos al ídolo local, el “Rey René” Vietto.

Hasta 1949 la carrera no volvería a incluir el puerto, ese año el Tour sí que daba la vuelta a Francia. En una de sus etapas con final en Aosta se ascendía el Iseran y luego el Petit San Bernard. De líder el de 11 años atrás, Gino Bartali. A escasos segundos Fausto Coppi. Los italianos que compartían equipo a las órdenes de Alfredo Binda pedaleaban solos tras cazar a Giuseppe Tacca, que pasó primero el puerto.

Nadie estaba a su altura, habían recortado 25 minutos tras un percance en las primeras etapas y eran primero y segundo. Sin embargo, en esa etapa, un pinchazo de Bartali le dio a Il Campionissimo la oportunidad de lanzarse en solitario vestido con la tricolor italiana. Una acción que en el ciclismo moderno hubiese levantado la polémica y de la que Coppi obtuvo su primer Tour.

El adiós de Louison Bobet

El Col de l’Iseran volvía de nuevo a la acción en 1959 en el Tour de Bahamontes. El águila de Toledo ganó aquel Tour de Francia y este puerto fue clave. Su gran rival el francés Anglade era el más querido por la afición. Marchaba escapado por delante con Gaul, Baldini, Gismondi y el austriaco Adolf Christian que pasó primero la cima. Por detrás Bahamontes no caminaba solo, un aliado de lujo y para más inri francés, Jacques Anquetil, el de los cinco tours.

El galo recibió una sonora reprimenda en meta por perjudicar a su compatriota. Pasó de todo ese día. Uno de los más grandes de la historia del Tour, coronó el Col de l’Iseran y tiró la bicicleta al suelo, Louison Bobet decía adiós al ciclismo.

A 2.770 metros el ilustre Bobet dedició bajarse de la bici. Fue la última pedalada de un tres veces campeón del Tour de Francia.

En 1963, el manchego Fernando Mazaneque con el maillot del equipo Ferrys escribió su nombre en la cima. Bahamontes salió vestido de líder, pero Anquetil llegaría de amarillo a París por cuarta vez. Desde entonces, La Grande Bouclé olvidó su paso más alto en las épocas gloriosas de Eddy Merckx y Bernard Hinault.

Chiappucci «El Diablo»

En 1992 el coloso alpino volvería a formar parte del recorrido para ser protagonista en una de las más grandes etapas del ciclismo moderno. Jornada de alta montaña a la antigua usanza con 254 kilómetros. Chiappucci ataca desde salida en busca de asaltar la general, pasa en la fuga del día el Col de Saises y Cormet de Roseland. En el Iserán nadie puede seguirle, ya es líder virtual y quedan aún 120 kilómetros. Su ritmo es endiablado, recuerda a Coppi, misma gesta, mismo día, mismo puerto, 50 años después. Una auténtica proeza.

Pero Claudio Chiappucci es humano y en Mont-Cenis y Sestrières se desinfla tras seis horas escapado. Las consecuencias de su ataque son catastróficas, un reguero de sprinters abandona ese día, incluso el gran Lemond que luchaba por el pódium está a punto de llegar fuera de control. Miguel Induráin una vez más será el único capaz de eclipsar a Chiappucci, el italiano gana la etapa y acompaña a Miguelón en el pódium de París.

Luego de esta gran etapa el puerto ha sido olvidado por completo. En 1996 se incluyó de nuevo pero la nieve de julio obligó a cambiar el recorrido. En 2007 el ucraniano Yaroslav Popovych pasó en cabeza por el puerto al inicio de una etapa que incluía también el Galibier y que ganó el colombiano Mauricio Soler.

Aquí ganó Colombia su único Tour de Francia

En 2019, la ronda gala recuperaba este puerto a dos días de París y acabó por convertirse en una de las etapas más inverosímiles de la historia del Tour. Mientras el líder Julian Alaphilippe agoniza, un abanico de corredores se juegan la carrera. Más bien cuatro porque a las primeras de cambio el más fuerte en los Pirineos, Thibaut Pinot, se baja de la bici por problemas musculares.

Eliminados los franceses el Ineos pone ritmo en busca del segundo Tour consecutivo de Geraint Thomas. Secado el ataque del británico su compañero de equipo Egan Bernal coge el testigo y pone un ritmo frenético en el eterno Col de l’Iseran. Nadie puede seguirle.

No podía ser en otro escenario, a 2.700 metros de altura un colombiano marca la diferencia, está en su habitat natural. Corona líder con un minuto de ventaja y el primer Tour para Colombia está más cerca. Pero todavía queda un largo descenso y la subida a Tignes.

De repente la realización empieza a mostrar quitanieves -un 26 de julio- desde planos cenitales por el helicóptero. La carretera está intransitable y la organización se ve obligada a neutralizar la prueba. La etapa no tiene ganador, pero prevalecen los tiempos en la cima. Bernal es líder, por fin un colombiano se viste de amarillo en los Campos Eliséos.

Autor: Javier Cosío

Cómo llegar al Col de l'Iseran

Para llegar al Col de l’Iseran hay que acercarse hasta el departamento francés de Saboya. El puerto inmerso en el Parque nacional de la Vanoise sirve de enlace entre Val d’Isere y el Valle del Río Arc. Para llegar al punto de partida de su vertiente más épica es necesario acercarse al pueblo de Bourg-Saint-Maurice (enlace a google maps), la ciudad más cercana es Albertville también en la Saboya y a menos de una hora en coche.

Cómo subir al Col de l’Iseran

Para subir al Col de l’Iseran se puede hacer por Lanslebourg, la vertiente que pasa por Bonneval-sur-Arc que es más corta y con 1.400 metros de desnivel acumulado, o bien subir por Bourg-Saint-Maurice pasando por Tignes, un ascenso espectacular de más de 40 kilómetros y con 2.000 metros de desnivel positivo.

Sin duda esta segunda es la vertiente más épica y que merece la pena realizar. Para entender la ascensión conviene separarla en cuatro grandes bloques. El primer bloque el más sencillo de todos arranca desde Bourg-Saint-Maurice y son 10 kilómetros sin casi desnivel hasta llegar al pueblo de Sainte-Foy-Tarentaise.

Una vez superado este pueblo llegamos a la primera parte dura que da inicio al segundo bloque de 13 kilómetros en torno al 7% de media. Este bloque es un puerto en sí de primera categoría con meta en Tignes. La carretera es ancha sin muchas curvas y tráfico abundante. Es recomendable llevar una luz trasera ya que vamos a toparnos con varios túneles. El Lac du Chevril nos indica que acabamos el segundo bloque. Queda mucho por delante y estamos a 1.812 metros.

Desde Tignes hasta Val d’Isere tendremos 7 kilómetros llanos para recuperar y parar si es necesario. A este pueblo es conveniente llegar con todas las fuerzas posibles. Hasta aquí la ascensión ha sido dura, pero no es ni mucho menos un puerto de esos que se te quedan en la memoria. Por suerte, queda lo mejor…

Tras pasar varias rotondas en Val d’Isere llegamos a los últimos 16 kilómetros. El paisaje se vuelve de alta montaña y la carretera se estrecha. A 12 para la cima una curva de derechas en la que pasamos el Pont St. Charles es un punto de inflexión a tener muy cuenta. Pedaleamos a más de 2.000 metros. Aquí perderemos de vista el río Isère que nos acompaña durante todo el ascenso.

El cansancio y la altura se acusan. La pendiente se estabiliza en torno al 6% y el paisaje de alta montaña es una gozada. En cada kilómetro una señal de piedra nos indica lo que nos queda para coronar. La pendiente hasta la cima ya es constante al 6%. En el último kilómetro una rampa del 10% será nuestro último escollo.

Puertos de montaña cercanos

Lacets de Montvernier

Col du Galibier

Colle del Nivolet

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