Ciclismo Épico

Photo: Michael Blann

Col du Galibier, el techo del Tour de Francia

Casi tocando el cielo, tras pedalear 2.000 metros cuesta arriba desde Saint-Michel-de-Maurienne, llegas al techo del Tour de Francia, el Col du Galibier. El paso de montaña más alto. El más veces ascendido de los Alpes. Un coloso. Una mole de 2.645 metros. No hay puerto en la ronda gala que tenga un coeficiente de dureza semejante. Siempre combinado con el Col du Télégraphe

Perfil del Col du Galiber (Altimetría)

2.642 m

Altitud

34.8 km

Distancia

5,9 %

Media

2.069 m

Ascenso total

La historia del Galibier

El Télégraphe es una extensión de puerto de 12,2km al 7% de media que al poco de coronar te lleva al inicio de Galibier. Juntos forman ese puerto imposible con un desnivel acumulado que supera los 2.000 metros y con hazañas que perduran y se magnifican con el tiempo.

La primera ascensión tuvo lugar en 1911, Emile Georget fue el primero en hollar la cima. “Nuestros hombres han podido elevarse hoy a la altura a la que no llegan las águilas”, dijo ese día Henrie Desgrange, padre del Tour. Lo que buscaba no era otra cosa que endurecer la carrera por la mayor cordillera de Europa. Los Alpes.

Emile Georget, subido en un hierro de más de 14 kilos y un desarrollo de 46×21 dientes, empleó dos horas y 38 minutos hasta alcanzar el techo del Tour. Solo paró dos veces. Una de ellas para tirarse en un riachuelo de cabeza.

La gran proeza de Marco Pantani

El 8 de julio de 1998 –a tres días de arrancar el Tour– la policía francesa requisó en un coche del equipo Festina más de 200 ampollas de eritropoyetina (EPO), otras tantas ampollas de hormonas de crecimiento y múltiples cajas de testosterona. Este escándalo empañó el Tour del ’98. A pesar de ello, el espectáculo estaba servido, Marco Pantani nos brindó una legendaria subida al Col du Galibier.

Esa mañana era inevitable comparar a Ullrich con Induráin. Camino de su segundo jersey amarillo, lideraba la general con solvencia. Sin rivales. Jefe de filas del potente Telekom. Con Marco Pantani a 3 minutos y una crono de 53km donde ampliar diferencias. Una intensa lluvia que anegaba la carretera agrandó el devastador ataque de Pantani en el Galibier.

El italiano obtuvo 3 minutos de renta en apenas 5 kilómetros. ¡Tremendo demarraje! El italiano era líder virtual. Pasó el primero por la cima seguido del Chava Jiménez. Ullrich desencajado, se dejó ese día en la meta de Les Deux Alpes nueve minutos. La promesa alemana de 24 años nunca más se vistió de amarillo, y Pantani, nuevamente, escribió otra página más en la historia del ciclismo.

“Su pañuelo, su perilla, la ligereza, esa forma de volar hacia arriba, esa manera de deslizarse por las cumbres que no se recuerda. Y la utopía: el ataque indiscriminado, sin medida aparente. Por fin el ciclista heroico, capaz de derrotar a los superdotados.”
Luis Gómez desde Les Deux Alpes, El País.

'Inmolarse', nuevo término ciclista

En 2011, llegó el centenario del Galibier, se cumplían 100 años desde la hazaña de Emile Georget. Como homenaje La Grande Boucle decidió incluir el puerto en dos etapas, en una de ellas asistimos al origen de un nuevo término ciclista, la inmolación. Firmado por Alberto Contador

Andy Schleck, Alberto Contador, Cadel Evans y Thomas Voeckler honraron al coloso alpino con dos etapones para la historia del ciclismo épico. En el primer paso el Galibier era final de etapa en el Tour por primera vez en su historia. El pequeño de los Schleck arranca a sesenta de meta en el Izoard y nadie se atreve a seguirlo, pasa por Briançon y comienza a ascender la mole por el Col de Lautaret en solitario.

Restan 8 kilómetros y tiene más de 4 minutos de ventaja. Medio Tour en el bolsillo…. pero Evans como un poseso tomó el mando del grupo principal. El líder Thomas Voeckler aguanta como el mejor, mientras Contador agoniza. Al final el australiano reduce en meta la diferencia a 2 minutos y a pesar de la cabalgada histórica de Andy Schleck, el francés Voeckler sigue siendo líder. El gran damnificado, Contador, que pierde todas sus opciones de ganar el cuarto Tour de Francia.

Segundo asalto al Galibier

Al siguiente día el puerto se sube de nuevo. Esta vez, por la vertiente inhumana del Télégraphe y con meta en Alpe D’Huez. Apenas conecta la televisión francesa y Contador comienza a inmolarse, ataque desde salida, a 92,6km para la meta.

Responden tan solo los elegidos, que tienen ganas de marcha: Schleck, Evans y Voeckler. Ritmo frenético y en pleno Col du Télégraphe el maillot amarillo se queda en tierra de nadie, luego cede el australiano Evans, a 85 kilómetros para meta. El líder Voeckler, en pocos minutos va a vivir sus peores momentos como ciclista…

El francés tira de desarrollo para cazar al grupo de Contador, derrocha fuerzas hasta que revienta. El maillot amarillo completamente solo en pleno Galibier. Se derrumba. Está maniatado. Sus piernas no le responden y jura y gesticula sobre la bici como nunca antes se había visto.

Finalmente, antes de comenzar Alpe D’Huez todos se reagrupan y la inmolación de Alberto Contador se cobra sus victimas. Voeckler y el madrileño se quedan sin pódium. Mientras, Cadel Evans, a pesar de las adversidades, luce de amarillo en París.

Las dos Italias

Unos años después de terminar la Segunda Guerra Mundial, el ciclismo adquirió una nueva dimensión con la rivalidad latente entre dos de los mejores corredores de la historia, Fausto Coppi y Gino Bartali. Por aquel entonces Italia estaba dividida en dos mitades, la de la Iglesia y la comunista. Por su forma de correr Coppi representaba los ideales de la Italia comunista y Bartali los de la Democracia Cristiana. No había neutralidad posible. Eras de Coppi o de Bartali…

«Mejor que peleen ellos dos a que lo hagamos millones de italianos,» un país sabio.

Pero un 4 de julio de 1952, una imagen subiendo el Galibier conmovió a todo el país. Los eternos rivales Coppi y Bartali mientras pelean por el liderato del Tour se pasan una botella de agua en un gesto de solidaridad. El famoso “passaggio della borraccia” titulaba la prensa italiana. ¿De quién era la botella? Nunca se supo. Los corredores no lo desvelaron, tampoco el fotógrafo Carlo Martini, un misterio sempiterno.

La emboscada a Tadej Pogačar

En 2022, la irrupción de un nuevo ciclista marcó una nueva era, Tadej Pogačar, comparado con Eddy Merckx, a sus 22 años ya había conquistado su segundo Tour de Francia con una facilidad pasmosa.

En frente, un temible equipo, a finales de las 90 había llegado al ciclismo el afamado Rabobank. Le tocó vivir la época más oscura del ciclismo y se tambaleó su existencia. Fue en 2012, cuando se convirtió en Belkin y quedando el patrocinador principal en la sombra. Pero la estructura se mantuvo y en 2022 armó uno de los equipos más poderosos que han competido en el Tour de Francia: Primož Roglič, Jonas Vingegaard, Wout Van Aert y Sepp Kuss entre otros, contra el invencible Tadej Pogačar.

Llegó el Galibier y los holandeses aislaron al esloveno, solo contra cinco corredores del mismo equipo en las faldas del Galibier, fue uno de los momentos del ciclismo moderno. Pogačar aguantó las embestidas del Jumbo. Sin embargo, tras el descenso del Galibier, en el Col du Granon, vivió su gran crisis como ciclista, perdía el amarillo y se dejaba tres minutos con Jonas Vingegaard. Pogačar si era humano.

Otros ilustres del Galibier

En los años 30 fueron dos vascos los grandes protagonistas del puerto. Federico Ezquerra de Gordojuela y Francisco Cepeda de Sopuerta. Ezquerra alcanzó la gloria el 10 de julio de 1934, una etapa de 229 kilómetros con el Galibier de por medio. Tras un pinchazo tuvo que reponerse en los 35 km del coloso, lo que le valió el mote del ‘Águila del Galibier’. Fue dejando atrás a un reguero de corredores incluido Vicente Trueba, el mejor escalador de 1933. “Deben quedar pocos ya…” le dice su compatriota.

Poco más adelante estaba Vietto, el ídolo francés. Subía empujado por los aficionados. Ezquerra tenía que lidiar contra todo. Llegó a su altura para que no recibiese ayuda extra. Finalmente superó al galo y coronó primero. Una hazaña que el Águila del Gabibier repitió a los dos años.

Cepeda no corrió la misma suerte. Fue la primera víctima del Tour de Francia. Se cayó en una curva en pleno descenso camino de Briançon. Esta fue la versión más extendida del trágico desenlace de Cepeda. Sin embargo, casi un siglo después se desconocen las causas. Su muerte no fue como la contaron, tituló Marca en un artículo de 2014.

Otros ilustres como Bahamontes, Merckx, Trueba, Julio Jiménez, Ocaña o los colombianos Lucho Herrera y Mauricio Soler dejaron su impronta en la cima. También Charly Gaul, coronó la mole en 1955 con 15 minutos y 55 segundos de ventaja.

Autor: Javier Cosío

Mejores tiempos de subida

CorredorTiempoCarrera
Mauricio Soler48m 05sTour 2007
Romain Bardet48m 19sTour 2022
Marco Pantani48m 40sTour 1998
Nairo Quintana48m 41sTour 2022
Alberto Contador49m 14sTour 2007
Chris Froome49m 15sTour 2017
Chava Jiménez49m 30sTour 1998
Tony Rominguer50m 30sTour 1993
Miguel Induráin50m 30sTour 1993
Michael Rasmussen50m 53sTour 2005
Richard Virenque53m 05sTour 2003

Cómo llegar al Galibier

Para llegar al Galibier hay que acercarse a la región francesa de Rhône-Alpes. Chambéry es la ciudad más cercana para ascender la vertiente más dura que arranca en Saint-Michel-de-Maurienne (enlace a google maps). No obstante, el Galibier por la otra vertiente arranca desde Briançon, la ciudad más alta de Francia. Briançon tiene un especial encanto pero es menos accesible.

Cómo subir el Galibier

Para subir al techo del Tour es posible hacerlo por ambas vertientes. Aunque en este caso nos vamos a centrar en la más épica de todas, el encadenado Télégraphe + Galibier que arranca en Saint-Michel-de-Maurienne. Nos esperan 35 kilómetros y 2.000 metros de desnivel positivos. Por la carretera D-902 nos surmegimos en pleno Télégraphe, 12,2km al 7.2% de media. Aquí la vegetación es abundante con muchas zonas sombrías.

Superado el primero de los encadenados en una larga curva de izquierdas, la pendiente amaina y un cartel nos da la bienvenida a la comuna de Valloire. Desde aquí son 5km en ligero descenso por una larga recta. Queda lo peor, 18,2km al 6.82% y donde unas buenas condiciones climáticas son fundamentales.

Los últimos 7 kilómetros de ascenso son a más de 2.000 metros de altura, es el techo del Tour de Francia. Las pintadas en la carretera y un paisaje épico de alta montaña nos alienta a hollar la cima.

Comparte este post